
No es el qué sino el cómo. Este Barça ha vuelto a maravillar al mundo futbolístico dando una auténtica lección a la altura de los más grandes de todos los tiempos. El conjunto de Pep volvía a vestirse de corto para darse una cita con la historia y no falló. Japón les debía una y eligieron el marco perfecto para vengar a aquel equipo que en 1992 cayó contra el Sao Paulo en una final de infausto recuerdo. Ahora los Messi, Xavi, Cesc y compañia cogieron el testigo para bordar una actuación digna de videoteca siendo fiel al estilo que ha hecho grande a este Barça.
Guardiola no tuvo dudas en su apuesta por los ‘peloteros’ y Ramalho quería guardar la espalda de los suyos sacrificando un centrocampista por un defensa. Apuesta inútil. El centro del campo del Barça cogió el balón desde el inicio y no lo soltó hasta el final como si se tratara del tesoro más preciado que guardar en Yokohama. Los azulgranas convirtieron el partido en un ‘macrorondo’ que sentaría las bases de una primera parte de escándalo basada en la posesión del balón, la movilidad y el peligro constante.
El Barça entraba en calor durante los primeros diez minutos madurando lo que se iba a convertir en una primera parte de ensueño. El marcador lo pudo abrir Thiago cuando, prácticamente a portería vacía, fallaba tras una jugada magistral de Messi. El banquillo azulgrana lamentaba la ocasión desperdiciada pero poco tardaría el crack argentino en aparecer como de costumbre.
Todos esperaban un intenso duelo entre Neymar y Messi. Y lo cierto es que el argentino acabaría diluyendo un debate sin sustento volviendo a demostrar que, hoy pot hoy, no tiene rival en el trono del fútbol mundial. Los focos se pusieron sobre Leo pero Xavi se encargó de darles luz con un control magistral con el que acabaría habilitando a un Messi que definió a las mil maravillas picando el balón por encima de Rafael con una sangre fría que tan sólo poseen los auténticos ‘killers’.
Messi abría el camino en el minuto 16 pero este Barça no se conformó. El balón corría de un lado a otro desplazándose por las botas de los azulgranas ante la impotencia de los brasileños que corrían exhaustos en una misión imposible.
La posición de los jugadores del Barça permitía controlar la posesión cociendo a fuego lento un fútbol delicioso que acabaría culminando Xavi con el segundo gol tras fusilar a Rafael desde el punto de penalti gracias a una gran internada de Alves. El 0-2 ponía la final de cara para los azulgrana y con el partido abierto los de Pep se gustaron todavía más.
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