Foto: AFP
Godín, inmenso todo el partido, marcó a la salida de un córner, a diez minutos para el final y le dio a la Celeste una victoria sufrida pero por la que hizo méritos, frente a una selección italiana que jugó la última media hora con diez futbolistas.
Era una final, como lo afirmaron antes del partido ambos entrenadores y varios jugadores, y así se jugó sin dar ventajas, con dientes apretados, con muchos roces y cortes en el partido. Con los técnicos moviendo sus piezas, cual juego de ajedrez, y la mayoría de los futbolistas más preocupados por controlar los marcajes asignados que por pensar en la portería rival.
En la primera media hora, Italia dispuso del balón y fue administrado en buena forma por el veterano “cerebro” Andrea Pirlo aunque sus compañeros no estuvieron para entonces claros para aprovechar mejor sus habilitaciones. Fue el propio Pirlo el que con un remate de pelota quieta inquietó al portero uruguayo Muslera. Uruguay, pese a tener la urgencia de victoria, se limitó a esperar y buscar el contragolpe que en pocas ocasiones logró coordinar.
Con un Luis Suárez muy controlado por dos y hasta tres defensas italianos el goleador celeste poco pudo hacer. Sin embargo, de sus pies salieron dos cobros de falta (m.7 y 43) que llevaron a buenas intervenciones de Buffón mandando el balón lejos. El mayor susto para la portería italiana en la primera mitad, y por dos veces, fue tras una carrera y una buena combinación de los celestes por la banda izquierda. Suárez quedó mano a mano con el meta italiano, aunque en posición sesgada, y su remate fue devuelto a medias por Buffon, el rebote le cayó a Lodeiro y su tiro volvió a ser repelido por el meta italiano. Dos grandes atajadas y susto superado. El goleador italiano Balotelli fue anulado por Godín e incluso pudo ver la tarjeta roja cuando paró un balón con la mano (m.41) cuando ya tenía amarilla, los uruguayos reclamaron pero el árbitro mexicano, Marco Rodríguez, desestimó.
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